her. Esta ecuación da cabida a los
factores de velocidad de la circulación del dinero, así como al número de
operaciones de compra y de venta. Está representada de la siguiente manera:
PT=MV
Donde se establece una relación entre la oferta monetaria M, la velocidad del
dinero V, el volumen de transacciones T, y el nivel de precios P. Esta ecuación
constituye una identidad dado que a cada compra le corresponde una venta, el
valor de todas las ventas (el volumen de transacciones por el precio medio) tendrá
que ser necesariamente igual al valor de todas las compras.
Suponiendo que la velocidad del dinero está determinada por factores
institucionales en el sector monetario y que, a corto plazo, permanece constante, y
si además se considera que el sector real determina el volumen de transacciones,
entonces el nivel de precios será proporcional a la oferta monetaria M.
P = (V/T) M
La ecuación de cambio de Fisher está orientada a explicar las variaciones en el
nivel general de los precios, originadas por aumentos o disminuciones de M,
siempre y cuando pudiera medirse adecuadamente el volumen total de
transacciones generado dentro del sistema económico. A este planteamiento se le
conoce como el enfoque transacciones, debido a que se aplica al conjunto de
transacciones T que ocurren en un país y periodo dado. (BRAND, 1987: 30)
1.2. La Ecuación Cuantitativa de la Escuela de Cambridge. Esta corriente parte
de bases microeconómicas para afirmar que las demandas individuales de dinero
pueden agregarse en una demanda macroeconómica de dinero (Md) proporcional
al nivel de la renta nominal (Y P)
Md = K Y P
K es la proporción del ingreso nominal que se desea mantener en forma de dinero.
Añadiendo una función de oferta monetaria exógena (Ms) y suponiendo que el
mercado monetario se encuentra en equilibrio:
Md = Ms = M
se obtiene:
M (1/k) = P Y
o también:
MV=PY
Donde V es la velocidad renta del dinero (mientras que en la ecuación de Fischer
es velocidad de transacción). Diferenciando y expresando en tasas de crecimiento:
dM + dV = dP + dY
M
V
P
Y
Suponiendo que la velocidad de dinero es constante (dV = 0) tendríamos:
m=p+y
Demostrando así, que la tasa de crecimiento de la oferta monetaria (m) es igual a
la suma de la tasa de crecimiento del producto nacional real (y) y la tasa de
inflación (p).
2. Teoría Keynesiana: Nace con los trabajos de J.M. Keynes en la crisis de los
30's cuando los mecanismos autoestabilizadores del pensamiento clásico, no
funcionaron para corregir el creciente desempleo de aquella época. La Teoría
General de Keynes, se funda en un discurso teórico explicativo de las medidas de
política económica que los gobiernos deben adoptar para superar las limitaciones
de la teoría económica clásica, y salvar al mundo capitalista de la grave recesión
que carcomía sus estructuras. (BRAND, 1987: 79)
Keynes pretende apartarse de los conceptos monetaristas tradicionales,
introduciendo supuestos relacionados con la demanda efectiva, sin embargo, este
tipo de demanda sigue desempeñando el papel fundamental en la motivación de
los niveles de precios. La diferencia, entre la óptica tradicional y la Keynesiana,
radica en que en la primera se parte de la hipótesis de que la masa de dinero, de
manera absoluta, se traslada a la demanda, incidiendo proporcionalmente en los
precios, mientras en la segunda apenas se contabiliza la parte de la masa
monetaria que se convierte en demanda efectiva, al excluirse aquella parte que se
sustrae de la circulación. (CONSUEGRA, 2000: 83)
Los keynesianos sostienen que las expansiones de demanda agregada generan
presiones inflacionarias solo cuando la economía emplea plenamente los
recursos. De esta manera, dentro de su esquema es imposible la coexistencia de
inflación con subutilización de recursos.
En la Teoría General, Keynes discute el comportamiento de los precios en la
macroeconomía, pero, sus principales puntos de vista respecto a la inflación se
encuentran en su " A track on Monetary Reform" (1924), donde analiza algunas
experiencias hiperinflacionarias europeas desde un punto de vista ortodoxo, y en
"How to Pay for the War" con su enfoque de la brecha inflacionaria.
2.1. El Modelo de la "Brecha Inflacionaria". Una versión simplificada de dicho
modelo sería el siguiente: La demanda real corriente, Yt está constituida por la
demanda de consumo real, Ct, y la demanda de inversión real, It
Yt = Ct + It = Yo
Donde Yo es la producción real con pleno empleo máximo de la economía. Al
igualar Yt = Yo quiere decir que los mercados están limpiándose.
El consumo real:
Ct = a + b Y Pt-1
Pt
Donde a es el consumo autónomo real, b es la propensión marginal a consumir, Y
Pt-1 es el ingreso monetario del período anterior, y Pt es el nivel de precios
corriente. Se supone que el nivel de inversión real es exógeno:
It = Io
Por otro lado:
Y Pt = Yo Pt
Sustituyendo las anteriores ecuaciones:
=
Pt
Pt-1
bY
Yo – (a + Io)
de donde:
p t = [ (a +io) + b yo ] – yo
yo – (a + io)
Se puede notar claramente que el numerador del lado izquierdo es la conocida
"brecha inflacionaria", cuanto más grande es ésta, mayor es la tasa de inflación.
Por tanto, la inflación surge de un exceso de demanda agregada por encima de la
capacidad de pleno empleo de la economía.
El enfoque de Keynes tuvo muchas variantes de las cuales se pueden resaltar
dos. La primera conocida como el enfoque de inflación por demanda que supone
flexibilidad en los precios de los bienes a nivel de pleno empleo. Pero, en las
economías industrializadas, la fuerte concentración oligopólica hace que los
precios respondan lentamente a la demanda, pero rápidamente a los costos. Las
presiones de demanda no suben los precios directamente, sino, vía el incremento
en los costos, principalmente, el incremento en los salarios provocado por un
exceso de demanda en el mercado de factores. La segunda corriente Keynesiana
se deriva de La Teoría General por el énfasis puesto en la relación entre los
precios, la productividad y los costos en la determinación del nivel del salario
nominal.
3. Concepción Marxista de la Teoría Monetaria. En Marx no se encuentra una
definición especifica sobre la inflación, por lo tanto, para explicar el proceso
inflacionario en esta teoría es necesario tener en cuenta que la influencia del
dinero en el sistema económico es comprendida mediante la Ley de Circulación
expuesta por Marx en el capitulo tercero de El Capital con las siguientes palabras:
La cantidad de dinero necesaria para asegurar la circulación de
mercancías debe equivaler a la suma de los precios de todas las
mercancías, divididas por el promedio de ciclos de la circulación de una
unidad monetaria del mismo signo (MARX, 1976: 140)
Expresando lo anterior en términos matemáticos tendríamos la ecuación:
M = S PM / V
Donde M es la cantidad de dinero en circulación, PM representa los precios de las
mercancías y V la velocidad de circulación. Es decir, el proceso de circulación se
expresa de modo que la cantidad de dinero presente en la economía, depende de
la suma de los precios de todas las mercancías divididas por el promedio de ciclos
de la circulación de la unidad monetaria del mismo signo.
Según Marx los elementos que inciden en el proceso de circulación son: la suma
total de los precios de las mercancías, la velocidad promedio de la circulación del
dinero y la masa de dinero utilizada en la circulación. En la Ley de la Circulación
se invierte la hipótesis de la teoría cuantitativa, al determinar que son los precios
de las mercancías y la velocidad de circulación quienes determinan el volumen del
dinero en el mercado:
En todo caso lo que importa de la Ley de Circulación es la inversión que se
hace del esquema: En la teoría cuantitativa la cantidad del dinero y la
velocidad determinan los precios, y, por lo tanto, el poder adquisitivo de la
moneda. En la Ley de Marx son los precios, la cantidad de mercancías
ofrecidas y el ritmo de a circulación, los que determinan la masa monetaria
(CONSUEGRA, 2000: 105)
4.
Enfoque Estructuralista de la Inflación: Desarrollado por un grupo de
economistas latinoamericanos agrupados alrededor de la Comisión Económica
para América Latina CEPAL.
Buscando una explicación a las causas de la
inflación ocurridas en América Latina al final de la guerra de Corea (1953), se
plantean diferentes esquemas de interpretación dando lugar a varios puntos de
vista según el autor, pero con un rasgo en común:
Consideran que los procesos inflacionarios latinoamericanos tienen sus
raíces en los desequilibrios generados en la esfera real del sistema
económico y, especialmente, en ciertas características y rigieses de los
sectores externo y agrícola. Este tipo de análisis de la inflación se
denomino estructuralista justamente porque coloca en primer plano algunas
de las particularidades de la estructura productiva de economías como las
latinoamericanas (RODRÍGUEZ, 1983: 191)
El concepto anterior sobre la inflación es denominado estructuralista porque
destaca las características de la estructura productiva latinoamericana, según
Octavio Rodríguez, a partir de entonces este término se extiende al conjunto del
pensamiento de la CEPAL. Este enfoque fue presentado en oposición al
monetarismo atribuido a organismos internacionales como el Fondo Monetario
Internacional, que aconsejaban combatir la inflación mediante la reducción del
régimen fiscal, contención de la expansión monetaria, políticas devaluacionistas,
eliminación de controles de precios y disminución de salarios. Dichas
recomendaciones se basan en que:
La expansión excesiva de los medios de pago origina, por presiones de
demanda alzas de los precios internos; como el tipo de cambio no se altera
en igual proporción dichas alzas dan lugar a desequilibrios en el balance de
pagos y a intervenciones estatales que distorsionan la operación del
sistema de mercado tanto en lo interno como en lo internacional
(RODRÍGUEZ, 1983: 129)
Para los estructuralistas cualquier explicación del tipo de "exceso de demanda" es
inoperante en los países de renta per cápita muy baja, por esta razón las
explicaciones monetaristas resultan insatisfactorias. Sostienen además, que la
inflación y otros desequilibrios de la economía son manifestaciones y no causas
de las crisis económicas, las causas, por lo tanto, deben ubicarse en las
estructuras de producción, distribución y consumo de la sociedad. De acuerdo con
este enfoque, es posible una relación positiva entre inflación y crecimiento hasta
cierta tasa, a menos que ocurran ciertos cambios fundamentales en la estructura
de la economía:
Podría decirse que la cuestión de fondo en la tesis estructuralista es
cuestionar si las políticas de estabilidad monetaria son o no compatibles
con el crecimiento económico. Se analiza la capacidad de alcanzar la
estabilidad de precios mediante políticas monetarias pero el punto es
determinar si esto se consigue con costos sociales más elevados que la
inflación misma que se trata de rectificar. La esencia del argumento
estructuralista e que la estabilidad de precios puede obtenerse pero solo a
través del crecimiento económico. La naturaleza de las fuerzas básicas de
la inflación son estructurales; los factores monetarios pueden ser
importantes pero nada más como elementos propagadores de la inflación,
pero no la originan. (BRAND, 1987: 108-109)
De esta manera el estructuralismo no percibe la inflación como un simple
fenómeno monetario, sino como el resultado de desequilibrios de carácter real,
manifestados en un aumento del nivel general de precios. Octavio Rodríguez
autor dedicado a la investigación de la historia y desarrollo del pensamiento
cepalino realiza una clasificación para facilitar la interpretación del fenómeno
inflacionario en América Latina, organizando un conjunto combinado de categorías
expuestas por Juan Noyola Vásquez y Aníbal Pinto, entre las que se encuentran:
los factores estructurales (Presiones Básicas) y los mecanismos de propagación.
4.1. Las presiones básicas: Surgen de cuellos de botella o estrangulamientos en
determinados sectores que repercuten sobre los demás. La inflación no está
causada por un "exceso de crecimiento" sino precisamente por su insuficiencia. En
algunos sectores económicos la demanda es muy inelástica, pero el insuficiente
desarrollo y el pequeño tamaño de ciertas economías impiden que esa demanda
sea satisfecha internamente, causando una fuerte dependencia del exterior. Las
subidas de precios en los mercados internacionales no conducen al aumento de la
producción interna o a la disminución de la demanda, por el contrario se traducen
directamente en presiones inflacionistas.
Otro tipo particular de estrangulamiento es el del sector agrario originado por los
desfasados sistemas de propiedad y de explotación de la tierra. En este caso el
problema no está en la falta de elasticidad de la demanda, sino en la rigidez de la
oferta. La producción agrícola es muy inelástica respecto a los precios, el
crecimiento de la población urbana en Latinoamérica y el consecuente aumento de
la demanda de productos alimenticios y agrícolas no se traducen por tanto en
aumentos de producción sino en aumentos de precios.
4.2 Mecanismos de Propagación: Se pueden distinguir los mecanismos fiscales,
los crediticios o monetarios y los de reajuste de precios y rentas. Todos ellos son
considerados por el enfoque estructuralista como manifestaciones concretas de la
lucha de clases, donde propietarios y asalariados tratan de conseguir un mayor
porcentaje en la distribución funcional de las rentas. En países en los cuales los
trabajadores disponen de organizaciones que les permiten defenderse, la inflación
crece mucho en términos monetarios. En otros países, en cambio, la presión
inflacionista se manifiesta simplemente en un desplazamiento de la capacidad
adquisitiva de un sector económico a otro o de una clase social a otra. Las
devaluaciones, por ejemplo, son interpretadas como transferencias de riqueza de
los importadores a los exportadores motivado por las diferencias relativas en el
poder político de estos sectores. Lo mismo puede decirse de los mecanismos
fiscales que utilizando los instrumentos del gasto público y las subvenciones,
hacen recaer el peso de las tensiones inflacionistas sobre un sector u otro.
En resumen, para los economistas estructuralistas, la inflación no es un fenómeno
monetario sino el resultado de desequilibrios reales manifiestos en una subida
general de precios. Para corregir la inflación no hay que atacar los síntomas, el
aumento de la circulación monetaria, sino atacar la raíz del mal, corregir los
desequilibrios entre grupos y clases sociales y entre las ciudades y el campo.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
CONSUEGRA HIGGINS, José, (2000), Teoría de la Inflación, el Interés y los
salarios, Bogotá:, Plaza & Janés, 7ª edición.
BERNHAM, Frederic, (1970), Curso superior de economía, México, Fondo de
Cultura Económica.
BRAND, Salvador. (1987), El origen latinoamericano de las teorías de la moneda
y de la inflación, Bogotá, Plaza & Janés, 2ª edición.
MARX, Carlos, (1976), El Capital Tomo I, México, Fondo de Cultura Económica.
RODRIGUEZ, Octavio, (1983), La teoría del Subdesarrollo de la CEPAL, Bogotá,
Siglo XXI, 3ª edición.
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